Nos dan una casa y devolvemos otra.
Nuestro trabajo empieza con una maza y termina con una flor. Cuando devolvemos las llaves a un cliente y echamos un último vistazo a la casa o el local que acabamos de reformar, nos damos cuenta de todo lo bueno que hicimos allí y de cómo le dimos la vuelta a un inmueble viejo, desfasado y desapacible y creamos un espacio personalizado de bienestar.

Estado inicial antes de la reforma
Por ejemplo, al pensar en la obra que acabamos de terminar en una vivienda del barrio de Amara de San Sebastián, nos resulta inevitable comparar, con un cierto orgullo, el estado de la casa cuando entramos y la sensación de placidez, armonía y comodidad que desprende la casa que hemos entregado a su dueño. Es gratificante devolver un lugar que lo tiene todo para estar bien. Es gratificante devolver mucho más de lo que se tomó.

Salón y cocina
Para conseguirlo, cogimos esa vivienda de 130 m2 y le hicimos de todo. Diseñamos un gran salón comedor, abierto, de gran amplitud. Con esto, con la reducción del pasillo y con la instalación de una cristalera que separaba el salón y la cocina, conseguimos una mayor iluminación hacia el interior de la vivienda.

Cocina
Aprovechamos una zona de ese pasillo reducido para crear un bonito vestidor junto a la habitación principal. Y también ampliamos el segundo baño de la vivienda.

Dormitorio, cuarto de baño y vestidor de la habitación principal
Aquí puedes observar el resultado y, si te interesa, en nuestra web puedes ver las fotografías del proyecto completo. Una casa elegante y luminosa, de esas que apetece quedarse un rato más. Una casa muy distinta de la que nos entregaron.
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