
No hay límites para los deseos. La ensoñación es un ejercicio habitual, echar a volar la mente e imaginar cómo nos gustaría que fuera nuestra vida si estuviera en nuestras manos poder decidir. La mayoría lo intentamos a través de nuestras acciones: tratamos de elegir profesión, pareja, ocio… Constantemente nos enfrentamos a decisiones encaminadas a alcanzar lo que representa para cada cual el bienestar.
Uno de los grandes factores de felicidad personal es conseguir la casa de nuestros sueños. Lograrla es posible, y mucho más fácil si se hace a través de profesionales. Los límites y las barreras se reducen rotundamente con una buena labor de coaching inmobiliario que nos allane el camino hacia la vivienda soñada.
Por ejemplo, érase una vez una familia que deseaba un apartamento que tuviera grandes techos y una bohemia cubierta a dos aguas que les recordara al París que tantas vivencias les había procurado. Nos llamaron, les confeccionamos un proyecto de rehabilitación a medida y lo llevamos a cabo.
Las obras y reformas, una vez más, volvían a ser mucho más que derribar unas paredes y levantar otras. Este piso de la falda del donostiarra monte Ulia se ha convertido en el hogar que deseaban –sin límites, y ahora sin barreras- sus propietarios.
Las reformas de viviendas tienen su timming. Los detalles referentes al interiorismo y a la decoración llegan los últimos, dispuestos a terminar de definir el concepto, la personalidad de los propietarios. La calidez ha sido el motor que sujetaba nuestra mano en las últimas pinceladas del proyecto de esta reforma integral en San Sebastián.
“Tocar el cielo con las manos” es una expresión que significa obtener algo largamente anhelado, una meta que parecía imposible. Gracias a unos techos más altos que nos han acercado el cielo y, sobre todo, a un pormenorizado trabajo de coaching inmobiliario, una familia más ha cumplido sus sueños.