
Cuando el cliente confía en ti se produce la magia. Y eso fue lo que sucedió en este piso de Mondragón.
Fue una obra integral, llave en mano, en la que los clientes se dejaron asesorar y guiar en todo el proceso. Nos dejaban diseñar y luego opinaban para rematar detalles.
Detalles que se aprecian por toda la casa. Desde los elementos de decoración, que fueron todos cosa nuestra: cojines, sábanas, mesas, lámparas, sillas, sofá, griferías, radiadores, toallas… Hasta las plantas y el cuadro de la artista madrileña María Miralles los elegimos nosotros.
Pero también trabajamos en profundidad los detalles de obra. Como por ejemplo la iluminación, directa e indirecta, para crear diferentes ambientes en función del momento y que por la noche le da un aspecto increíble a la casa.
En los baños jugamos a los contrastes entre los azulejos y las maderas, los negros y los blancos… Y un detalle muy curioso que les encantó, el azulejo del baño es el mismo que el de la encimera, lo que conecta visualmente dos estancias de la casa que casi siempre nada tienen que ver unas con otras.
Es una obra redonda en la que los propietarios se quedaron encantados con el resultado y nosotros también.