Historia de una escalera.
Nos viene muy bien cogerle prestado a Antonio Buero Vallejo, a modo de homenaje, el título de su gran obra de teatro. De una obra de teatro damos el salto a otro tipo de obra, pero ambas tienen en común a la protagonista de la historia, la escalera.
En nuestro caso no es la escalera de una comunidad de vecinos, ni el escenario de discusiones o historias familiares, pero sí tiene el protagonismo total al ser el elemento que nos recibe frente a la puerta de entrada en el interior de esta casa. De hecho, en torno a ella, hemos configurado el cambio estético total del espacio. Es una escalera recta, y de un solo tramo, que comunica el vestíbulo con la parte superior de la vivienda.

Antes y después de la rehabilitación de la escalera.
Pasamos de una entrada en colores oscuros y con una escalera de madera, también oscura, a un espacio totalmente diáfano, en color blanco y cristal. Para conseguirlo comenzamos eliminando ambas barandillas de madera y sustituyéndolas por una pieza nueva de vidrio transparente. El hecho de colocar esta pieza en un solo lado, a modo de barandilla, y dejando el otro libre, consigue el efecto de una escalera más amplia.
Además cepillamos la madera de elondo de los peldaños y le aplicamos un tinte blanco mate.

Proceso de cepillado y pintado de la escalera.
El cambio estético de la entrada de la casa tiene un antes y un después. No solo nos hemos ocupado de darle un nuevo estilo a la escalera sino que también hemos cambiado la puerta de la calle por una acorazada y hemos pintado las paredes. La luz y amplitud que da el color blanco hacen que el espacio, ópticamente, se multiplique.

Detalles de la escalera tras su rehabilitación.
Buero Vallejo contribuyó con su historia a la recuperación del teatro, y nosotros, con nuestro sencillo cambio hemos recuperado el recibidor de una casa que tiene otro aspecto completamente diferente. Ahora sí que está lista para su estreno.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!