Mucha gente tiene en mente hacer una reforma en su casa y o no se lanza porque no sabe por dónde empezar o se lanza demasiado rápido sin tener en cuenta cuestiones simples, pero muy importantes, que hay que tener en cuenta para obtener el mejor resultado.
Por eso aquí te explicamos las 6 cosas que debes plantearte antes de hacer cualquier reforma en casa y que nosotros aplicamos a cada uno de nuestros trabajos.
1. ¿Por qué quiero hacer una reforma?
Lo primero que tienes que tener claro es si necesitas una reforma o es mejor cambiar de casa. A priori puede parecer que son dos cosas muy distantes pero, en realidad, es la primera pregunta que debes hacerte. Si solo lo quieres pintar, barnizar y hacer algunos arreglos no hay debate. Pero si ya estamos hablando de reformar espacios, tirar muros, rehacer cocina, etc., en algunas ocasiones es más sencillo buscar una casa nueva, ya que entran en juego temas como las necesidades que tienes, las que puedes tener en unos años, la zona en la que estás ahora…
Si tras meditarlo bien, y a poder ser con un experto, la respuesta a esta pregunta es “Quiero reformar”, lo siguiente que tienes que plantearte son las necesidades.
2. ¿Qué necesidades tengo?
Esta es una pregunta que demasiadas personas se saltan, piensan simplemente en cosas que les gustan y se meten en una reforma. Pero antes de empezar tienes que tener claro qué tipo de vida vas a hacer en casa: si sois de pasar más tiempo en el salón, si la cocina es donde más os gusta reuniros, el uso que le vais a dar a las habitaciones, si os va la tranquilidad, si os va tener gente en casa a menudo … Y no menos importante, quién va a vivir en la casa ahora y en los próximos años. No tiene nada que ver el planteamiento de un piso de soltero/a, que el de una pareja, el de una familia o el de una familia en la que los hijos se marcharon, y quizá vengan los nietos.
Todas estas necesidades es necesario conocerlas antes de empezar a plantear el estilo que le quieres dar a tu nuevo hogar.
3. ¿Qué estilo de casa quiero tener?
En las reformas pasa como con los colores, cada uno tiene un gusto. Y es muy importante que conozcas todas las posibilidades para que te decidas por aquella que realmente más te gusta y que, muchas veces, es una que ni siquiera conocías antes de empezar. Porque hay tendencias que van variando, hay diseños tradicionales, modernos, barrocos, minimalistas, que mezclan estilos…
En los que además entras variables como la luz natural de la vivienda, la artificial, la orientación o la altura, que es fundamental tenerlas en cuenta para que luego no haya sorpresas.
Y por supuesto, lo que elijas, lo que te guste, tiene que estar ajustado al milímetro a tu presupuesto.
4. Qué Presupuesto tengo.
Tienes que tener claro cuánto quieres o cuánto puedes gastarte y, a partir de ahí, ver cómo tus necesidades y tus gustos se acoplan a tu presupuesto.
Se trata de encajar a la perfección lo que te puedes gastar en lo que necesitas. En muchas ocasiones por un poco más de dinero o por lo mismo, el cambio es muy grande. Y hay veces en las que incluso por menos de lo que pensabas gastarte puedes cubrir perfectamente las necesidades y los estilos que has decidido.
Por eso es fundamental trabajar con alguien que te inspire confianza, para que ajuste las necesidades a tu presupuesto y no tu presupuesto a las necesidades. Si se puede conseguir lo que quieres por menos, no lo consigas por más.
5. Las Ideas siempre antes de empezar.
Una persona normal, aunque tenga interés y conocimientos, puede generar un número de ideas de una calidad X, pero con asesoramiento se generan muchas más ideas, más variadas y de mejor calidad.
Esto empieza por comentarlo con tus allegados, con las personas que van a vivir en la casa, con familiares, con algún amigo que trabaje en el sector y, si tienes la posibilidad, por hacerlo directamente con un experto.
Hay empresas que cobran por este asesoramiento y otras que no. Nosotros pensamos que esta primera fase solo se debe cobrar si finalmente realizamos el trabajo. Sino no. Lo primero es ayudar al cliente y esta es una muy buena forma de hacerlo porque luego lo agradecen mucho.
6. Despreocupación.
Las reformas requieren de la participación de muchas personas y muchos gremios que tienen que coordinarse para avanzar en paralelo y que ni haya errores ni retrasos.
Por eso es importante que trabajes con gente que haya entendido perfectamente lo que necesitas, cómo lo necesitas y se encargue de quitarte problemas y solo te dé soluciones para que tú no tengas que preocuparte por nada.
Porque este tipo de trabajos, sino, pueden dar muchos quebraderos de cabeza. Se trata de ser responsables y solventes: te hago un presupuesto y yo me encargo de todo y, si algo falla, me responsabilizo yo sin que tú tengas que perseguir a nadie ni hacer absolutamente nada. Te evitará perder tiempo y energía durante todo el proceso.