Alquilar una vivienda puede ser una fuente recurrente de ingresos pero que si no se hace correctamente puede ser, además de un quebradero de cabeza, un negocio que no resulte del todo rentable. Porque las casuísticas son muchas y es necesario conocer y saber gestionar diferentes aspectos durante todo el proceso.
Por eso te vamos a contar todos los elementos que tienes que tener en cuenta antes de alquilar tu casa para que sea una inversión rentable que no te quite más tiempo del necesario.
1. Cuándo quieres recuperar tu casa.
Quizá estés pensando alquilar tu casa para el largo plazo, quizá prefieras alquilarla en un periodo de tiempo en el que sabes que no la vas a necesitar, o quizá hasta que alguien de tu familia la necesite. Puede parecer algo que no tiene demasiada importancia, pero es fundamental conocer, o al menos imaginar, el horizonte del alquiler porque de ahí se desprenden muchas cosas.
Según el tiempo que quieras tenerla alquilada va a variar el precio de salida, el precio final y la tipología de arrendatario que te interesa, así como establecer desde el principio el proceso conforme a lo que indica la ley.
2. El precio.
Hay que ser realista en cuanto al precio. Una persona tipo tiene en cuenta dos variables: lo que quiere o necesita ingresar por el alquiler y lo que ha visto en un pequeño estudio de mercado propio con viviendas similares de la zona, algo que no suele ser muy fiable.
Para conocer bien el precio de salida y el precio de cierre, que marcan de forma clara la rapidez con la que se alquilará, es necesario un estudio de los precios de la zona durante meses o preguntarle a un profesional que conozca el barrio, las tipologías de las viviendas y cuáles fueron sus procesos desde que se ofertaron hasta que se alquilaron. Ese es el dato más fiable y seguro.
Y, por supuesto, cómo enseñas la casa. Cómo son las fotos, las descripciones, las posibilidades, las mejoras que se pueden realizar, etc. Como en cualquier producto, el precio es la consecuencia de muchas variables y es necesario conocerlas todas.
3. El perfil de tu inquilino – Seguridad.
Una de las cosas que más preocupan a los arrendadores es quién va a vivir en su casa y cómo la va a cuidar. Si el inquilino tiene 4 perros o un trabajo precario puede que o te destroce la casa o te deje de pagar. El primer problema se soluciona con entrevistas personales, el segundo problema con avales y seguros. El proceso está inventado y se practica con garantías, al menos en nuestra inmobiliaria.
Primero tienes que saber cuál es el perfil más idóneo para la vivienda, por sus características y su precio, y a partir de ahí gestionar bien las llamadas y las visitas para filtrar al mejor inquilino posible dentro del grupo que nos interesa.
Y una vez lo tienes elegido te puedes cubrir las espaldas a través de avales y seguros, tanto de impago como de responsabilidad civil, que ni son caros, ni siempre los paga el propietario y que, si dominas un poco el proceso, se pueden llevar a cabo sin el menor problema.
4. Mucho papeleo que roba tiempo.
Para alquilar una casa vas a necesitar tiempo. Tenlo en cuenta. El proceso desde que decides sacarla al mercado hasta que tienes inquilino ya lo conoces, pero después está todo el papeleo y los trámites. Hay que redactar el contrato, solicitar una fianza y depositarla virtualmente en el Gobierno Vasco, que es un proceso ciertamente farragoso pero que una vez realizado te da una seguridad importante.
Además hay que tener en cuenta ciertos aspectos de la ley, hay que realizar el cambio de los suministros y demás situaciones para los que vas a necesitar dedicarle tiempo.
5. Y después de alquilar…
Hay propietarios que una vez que han llegado a este punto creen que a partir de ahora ya es simplemente recibir el dinero acordado cada primero de mes, pero no es así.
En una casa, a lo largo del año, se dan una serie de circunstancias que el arrendador tiene que solucionar de forma personal. Una calefacción que no calienta, un grifo que gotea, un frigorífico que hace ruido, unas luces que… El día a día de una casa que, en el caso de los alquileres, dependen del propietario de la vivienda.
Si tienes tiempo perfecto. Si no lo puedes dejar en manos de una inmobiliaria y que el inquilino ni siquiera tenga tu teléfono, les llama directamente a ellos. Esto es especialmente interesante para los arrendadores que tienen más de una propiedad o que su trabajo les lleva muchas horas y no quieren perder su tiempo con problemas domésticos de otros.