Fuera del laberinto
A veces no es necesaria una gran extensión de calles, encrucijadas y callejones para experimentar la claustrofobia de un ambiente confuso y cerrado. Como puede apreciarse en el diseño original de esta casa del barrio donostiarra de Egia, en solo 65 m2 y gracias a un exceso de paredes, pasillo y puertas es fácil vivir la sensación de encierro y falta de espacio.
En su día nos propusimos que el piso ganara aire mediante unas maniobras de diseño, construcción y decoración muy concretas. Y como siempre sucede después de un proyecto de rehabilitación, al finalizar esta reforma integral hemos asistido a la evidencia que ya conocíamos antes de empezar la obra: en cada vivienda se esconden muchas otras.
Destruir es construir
Destruir, en este caso, muros innecesarios para la pareja que se dispone a entrar a vivir, con el objetivo de construir espacio, amplitud, claridad y funcionalidad. Todo ello barnizado, además, con un estilo personal y atractivo basado en la comodidad y en la atención a los detalles.
Mediante la nueva planta hemos hecho desaparecer barreras innecesarias, a la vez que manteníamos la personalidad de cada estancia, uniendo los espacios con nexos-clave. El más significativo es la cristalera de madera que separa cocina y salón. Una alternativa de decoración elegante, luminosa, ligera y perfectamente integrada.
La conquista del espacio
Las batallas por el espacio se ganan poco a poco. No se trata solo de derribar paredes, sino de estudiar el caso concreto de cada habitación, cada esquina, cada rincón. Por ejemplo, la estantería que dota de independencia al hall funciona como separación de la cocina, y a la vez de elemento de decoración. Y todo ello sin menoscabo de la claridad o la visión diáfana gracias a su diseño sencillo y a su planificada colocación.
En los dormitorios hemos decidido hacer acopio de metros, centímetros e incluso milímetros por medio de unos cabeceros construidos en pladur que permiten prescindir de mesillas, al contar con dos nichos asimétricos que utilizar como tales. Una estrategia, la de los nichos, que hemos aplicado también en la cocina.
El cuidadoso análisis de las posibilidades del cuarto de baño nos ha llevado a ahorrar espacio incluso colocando dos lavabos contiguos.
Un equipo con personalidad
Armarios empotrados y de espejos, el blanco como color primordial de paredes, muebles y azulejos y un estudiado diseño de iluminación son tácticas que, proyectadas en equipo, también ahorran espacio y aportan amplitud y luminosidad al apartamento.
A la hora de buscar el estilo personal de la casa y de sus propietarios, se ha optado por crear un ambiente basado en la funcionalidad de lo moderno y en la calidez de lo antiguo, rasgos que se advierten en la grifería de la cocina, en una viga vista de hormigón, en las baldosas hidráulicas del cuarto de baño o en el diseño de la estantería del hall.
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